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Loïc Wacquant y la "construcción densa" en la etnografía urbana



En un mundo donde las ciudades se expanden y las desigualdades se profundizan, entender la vida en los márgenes urbanos se ha convertido en una tarea urgente. Loïc Wacquant, sociólogo y antropólogo franco-estadounidense, ha dedicado gran parte de su carrera a desentrañar las complejidades de la pobreza urbana, no solo como un fenómeno económico, sino como una experiencia vivida, cargada de significados y luchas simbólicas. Su más reciente contribución, Misère de l’ethnographie de la misère (2023), es un llamado a repensar cómo hacemos etnografía, especialmente en contextos de marginalidad. En un artículo publicado en Disparidades. Revista de Antropología en su edición de julio-diciembre 2024, Wacquant propone un enfoque que denomina "construcción densa", una metodología que busca ir más allá de la mera descripción para construir herramientas analíticas que nos permitan comprender la realidad social en toda su complejidad.

Loïc Wacquant, un sociólogo en el ring


Loïc Wacquant no es un académico convencional. Nacido en Francia en 1960, su trayectoria es tan diversa como sus intereses intelectuales. Estudió economía y sociología en París antes de trasladarse a los Estados Unidos, donde se doctoró en la Universidad de Chicago bajo la tutela de Pierre Bourdieu, uno de los sociólogos más influyentes del siglo XX. Bourdieu no solo fue su mentor, sino también una figura clave en la formación de su pensamiento, especialmente en lo que respecta a la importancia de la teoría en la investigación empírica.

Pero Wacquant no se quedó en la torre de marfil. En los años 90, decidió sumergirse en el mundo del boxeo, no como observador, sino como participante. Durante tres años, entrenó en un gimnasio de un barrio de Chicago, una experiencia que plasmó en su libro Body and Soul: Notebooks of an Apprentice Boxer (2004). Este trabajo no solo es un relato etnográfico, sino también una reflexión sobre cómo el cuerpo se convierte en un sitio de resistencia y adaptación en contextos de marginalidad. Para Wacquant, el boxeo no era solo un deporte, sino una metáfora de las luchas cotidianas de quienes viven en los márgenes.

De la Escuela de Chicago al neoliberalismo


La etnografía urbana ha pasado por varias etapas, y Wacquant las recorre en su libro. La primera, en las décadas de 1920 y 1930, fue la de los pioneros de la Escuela de Chicago, quienes estudiaron cómo la industrialización y la migración masiva transformaban la vida urbana. La segunda, en los años 60, estuvo marcada por la implosión del gueto negro estadounidense, un fenómeno que reveló las profundas desigualdades raciales y económicas de la sociedad estadounidense.

Pero es en la tercera etapa, la del neoliberalismo triunfante, donde Wacquant encuentra los mayores desafíos. En esta era, el Estado no solo ha abandonado su rol de protector social, sino que se ha convertido en un agente activo en la producción de pobreza, a través de políticas de austeridad, la criminalización de la marginalidad y la expansión del sistema penal. Wacquant argumenta que, en este contexto, la etnografía urbana debe ir más allá de la mera descripción y adoptar un enfoque que permita comprender cómo estas fuerzas estructurales moldean la vida cotidiana de las personas.

La construcción densa: más allá de la descripción


En el núcleo del artículo de Loïc Wacquant en Disparidades. Revista de Antropología (79 (2), julio-diciembre 2024) se encuentra un concepto que desafía las formas tradicionales de hacer etnografía: la "construcción densa". Este enfoque no es solo una metodología, sino una filosofía de investigación que busca superar las limitaciones de la mera descripción para adentrarse en la complejidad de la realidad social. Para Wacquant, la etnografía no puede contentarse con ser un espejo que refleja lo que ocurre en el campo; debe ser un prisma que descomponga la luz de lo social en sus múltiples dimensiones.

¿Qué es la construcción densa?


La construcción densa es, en esencia, una "construcción al cuadrado". Wacquant toma prestada esta idea de la epistemología de Pierre Bourdieu, su mentor, para argumentar que el trabajo del etnógrafo no es simplemente describir lo que observa, sino construir científicamente un objeto de estudio a partir de las construcciones ordinarias que los propios actores sociales hacen de su mundo. En otras palabras, no se trata solo de captar cómo las personas viven y entienden su realidad, sino de analizar cómo esa realidad es producida y reproducida por fuerzas sociales más amplias.

Wacquant distingue la construcción densa de la "descripción densa", un concepto popularizado por el antropólogo Clifford Geertz. Mientras que la descripción densa se enfoca en interpretar los significados que los actores otorgan a sus acciones, la construcción densa va más allá: busca entender cómo esos significados están anclados en estructuras sociales más amplias, como las relaciones de poder, las desigualdades económicas y las luchas simbólicas. Para Wacquant, la cultura no es solo un "contexto" que da sentido a la conducta, como sugería Geertz, sino un campo de batalla donde se disputan las definiciones de lo que es real y valioso.

Las cinco falacias del etnografismo


Uno de los aportes más importantes de Wacquant es su identificación de cinco falacias que, según él, acechan a los etnógrafos y que la construcción densa busca evitar:

El interaccionismo: La tendencia a centrarse exclusivamente en las interacciones cara a cara, olvidando las fuerzas estructurales que las condicionan. Wacquant critica la idea de que lo esencial ocurre en el momento de la interacción, como si las relaciones de poder y las desigualdades no tuvieran un peso determinante.

El inductivismo: La creencia de que los datos "hablan por sí mismos" y que el investigador puede abandonarse al mundo sensible sin necesidad de teoría. Wacquant argumenta que el mundo social solo responde a las preguntas que le planteamos, y que sin un marco teórico, las observaciones carecen de sentido.

El populismo: La idealización de los sujetos estudiados, especialmente cuando se trata de grupos marginalizados. Wacquant advierte que embellecer las formas de vida de los pobres o los oprimidos no solo es condescendiente, sino que también puede oscurecer las dinámicas de dominación que los mantienen en esa posición.

El presentismo: La tendencia a encerrarse en el momento presente, olvidando que toda práctica social es el resultado de una historia encarnada en los cuerpos (habitus) y objetivada en las instituciones. Wacquant insiste en que el etnógrafo debe ser un historiador de lo social, capaz de rastrear las huellas del pasado en el presente.

La deriva hermenéutica: La absolutización del momento interpretativo, como si la acción social pudiera reducirse a un juego de significados desligado de su anclaje en la estructura social. Wacquant critica la idea de que la cultura es solo un "contexto" y no un poder que moldea la realidad.

La teoría como herramienta, no como amo


Para Wacquant, la teoría no es un fin en sí mismo, sino una herramienta al servicio de la investigación empírica. En este sentido, se distancia de las posturas que ven la teoría como un conjunto de ideas abstractas que deben ser "aplicadas" a la realidad. En cambio, propone una teoría que emerge del diálogo constante con los datos, una teoría que es "modesta" en su ambición pero poderosa en su capacidad para iluminar lo social.

Wacquant toma prestada la idea de Bourdieu de que la teoría es un "instrumento para ver las relaciones". No se trata de imponer categorías preexistentes sobre la realidad, sino de construir herramientas analíticas que permitan captar las fuerzas invisibles que dan forma al mundo social. Por ejemplo, el concepto de habitus no es solo una idea filosófica, sino una herramienta práctica que permite reconstruir las trayectorias de los agentes a través del espacio social y entender cómo sus disposiciones (cognitivas, emocionales, corporales) han sido moldeadas por su posición en ese espacio.

La construcción densa en acción


Para ilustrar cómo funciona la construcción densa, Wacquant recurre a ejemplos de su propia investigación. En su estudio sobre el sistema penal estadounidense, por ejemplo, no se limita a describir las interacciones entre jueces, fiscales y acusados, sino que construye un modelo que muestra cómo estas interacciones están condicionadas por fuerzas estructurales como la expansión del neoliberalismo, la criminalización de la pobreza y las desigualdades raciales. De esta manera, la construcción densa permite ver más allá de lo evidente y captar las dinámicas de poder que operan en el fondo.

Otro ejemplo es su trabajo sobre el boxeo en los barrios marginales de Chicago. Aquí, Wacquant no solo describe cómo los boxeadores entrenan y compiten, sino que analiza cómo el boxeo se convierte en una estrategia de supervivencia en un contexto de marginalidad. El cuerpo del boxeador no es solo un cuerpo que pelea, sino un cuerpo que resiste, que se adapta, que negocia su lugar en un mundo hostil. La construcción densa permite captar esta complejidad, integrando la experiencia individual con las fuerzas estructurales que la condicionan.

Implicaciones para la etnografía urbana


La construcción densa tiene implicaciones importantes para la etnografía urbana. En primer lugar, desafía la idea de que la etnografía es un ejercicio puramente descriptivo. Para Wacquant, la etnografía debe ser una forma de producción de conocimiento, no solo de recolección de datos. Esto implica un compromiso con la teoría y una disposición a cuestionar las categorías preexistentes.

En segundo lugar, la construcción densa exige una mirada histórica y estructural. No basta con captar lo que ocurre en el presente; hay que rastrear las huellas del pasado y entender cómo las estructuras sociales (económicas, políticas, simbólicas) dan forma a las prácticas cotidianas.

La construcción densa es un llamado a la reflexividad. Wacquant insiste en que el etnógrafo debe ser consciente de su propia posición en el campo de estudio y de cómo esa posición condiciona su mirada. No se trata de ser neutral, sino de ser consciente de los propios sesgos y limitaciones.

¿Hacia dónde va la etnografía urbana?


El trabajo de Wacquant nos deja con preguntas urgentes. ¿Cómo podemos construir una etnografía que no solo describa, sino que también transforme, es posible? ¿Cómo podemos evitar caer en las falacias que él identifica y, al mismo tiempo, mantenernos fieles a la complejidad de la vida social? 

En un contexto cada vez más urbano y desigual, la etnografía urbana tiene un papel importante que desempeñar. Pero para hacerlo, debe ir más allá de la mera descripción y adoptar un enfoque que permita captar las fuerzas estructurales que dan forma a nuestras ciudades. La construcción densa, como propone Wacquant, es un paso en esa dirección. Pero el camino está lleno de desafíos. ¿Estamos dispuestos a recorrerlo?

Al final, la pregunta que Wacquant nos deja es tan simple como profunda: ¿cómo queremos construir nuestras realidades? Y, más importante aún, ¿cómo podemos hacerlo de una manera que nos permita ver más allá de lo evidente y captar las fuerzas ocultas que dan forma a nuestras vidas? La respuesta, como siempre, está en nuestras manos.

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